
Se inició puntualmente con un buen número de gente en torno al fuego sagrado en la calle y, de inmediato, la procesión con sus velas siguió a sus dos párrocos y los respectivos cirios pascuales al interior del Colegio Fe y Alegría 23 donde, en menos de un cuarto de hora, el número llegó a un millar de personas aproximadamente. Era aún

Un elenco de lectores difícil de encontrar en sectores tan populares, permitieron saborear todas las lecturas de la vigilia y el coro acompañar cantando las respuestas a los respectivos salmos. El canto del Gloria y los Aleluyas llegaron justo con los primeros rayos del sol que enfocaban una gran cruz en el alto cerro frente al altar. Cruz vacía pues el Crucificado era ya el Resucitado y se hacía sentir en medio del patio en tres minutos de escenificación juvenil.
Bendición del agua y bautismo de 16 adolescentes previamente introducidos por un

Los abrazos y besos de felicitación pascual no acababan y las tres horas de celebración –así lo expresaron muchos- no se hicieron sentir y se quedaron cortas. Y es que siento que en esta Vigilia estuvimos muy cerca de hacer realidad las palabras de Dom Pedro Casaldálica, obispo emérito de Sao Felix de Araguaya –Brasil-:
“PARTICIPAR EN LA MISA Es unir todo trabajo, todo sufrimiento, toda lucha, toda muerte, al sufrimiento y la muerte de Jesús.
PARA SER TRANSFORMADOS
* Por la fe* Por la unión del pueblo
* Por la lucha valiente contra la explotación y la injusticia.Es alegría y fiesta de victoria como la muerte de Jesús se transformó en vida y Resurrección”.
José Mª Rojo
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