

En la segunda mitad hubo un interesante diálogo para profundizar en algunas ideas trabajadas por el director. Preguntas, aportes complementarios, críticas constructivas… Y todo en ese clima de fraternidad que va consolidando al presbiterio de la diócesis y que significa un buen comienzo del año del Sacerdote, estrenado hace dos semanas.
Y “como la ocasión la pintan calva”, aprovechamos la presencia del P. Félix para adelantar nuestro día de formación permanente (segundo miércoles) regalándonos una pequeña yapa: jueves y viernes dedicados a trabajar el tema de la madurez humana en los sacerdotes. El tema puede considerarse complementario al retiro. Estamos haciendo hincapié en la madurez afectiva, tan necesaria para una vivencia serena y gozosa del celibato sacerdotal. Bien sabemos que toda espiritualidad cristiana ha de asentarse sobre una buena base que es la madurez humana, sin la cual todo puede venirse abajo, como el propio Jesús nos lo advirtió en el evangelio: hay que construir sobre roca, no sobre arena.

En resumen: tres días seguidos para hacer una buena revisión técnica y cargar bien las pilas para ese camino que queremos compartir con nuestros laicos, aceptando que Dios nos lo ofrece como don y nosotros lo asumimos como tarea poniendo nuestra parte.
José Mª Rojo G.
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