martes, 30 de marzo de 2010

MARTES SANTO

El evangelio de hoy nos presenta a Judas maquinando contra Jesús, no importa si por egoísmo, avaricia y mezquindad o si por errados cálculos políticos pensando que el pueblo se iba a sublevar si apresaban a Jesús…Lo cierto es que Judas se convierte en el instrumento que facilita el que los que desde antes han decidido la suerte de Jesús lleven a cabo sus planes. El sabe donde Jesús va de noche a orar y puede dar la pista concreta para identificar a ese galileo –un cualquiera a quien no son capaces de distinguir y necesitan que Judas lo bese para reconocerlo-.
Ese que se ha atrevido a desafiarlos, que les ha desenmascarado delante de todo el pueblo.Judas se convierte en el símbolo de la mezquindad y convierte un gesto de amistad y cariño en gesto de traición. En adelante se hablará de “el beso de Judas” para todo lo que signifique clavar la espada por la espalda… Mateo nos habla del remordimiento de Judas y su final: el suicidio ahorcado en un árbol. (Esta es la versión que ha perdurado en la tradición olvidándose la versión de Lucas en He 1,18).
Tenemos dos árboles: el árbol de la muerte (curiosamente el que se supone estaba vivo) donde se ahorca Judas y el árbol de la vida, la cruz en la que muere Jesús para regalarnos la nueva y plena vida. Ambos, destinados a la vida ofrecen un fruto distinto.No hay duda que la voluntad de Dios, expresada en el relato del Génesis, es que los árboles, las plantas sirvan para dar vida y contribuyan a la calidad de vida de los reyes de la creación: la mujer y el varón. Esa es la voluntad de Dios Padre-Madre expresada bellamente en ese sueño de Dios que es “el paraíso terrenal” para felicidad de Adán y Eva (símbolos de la humanidad toda).
Por desgracia, los romanos habían convertido en una maldición esos dos maderos de la cruz en la que tantos hombres dejaron su vida y tuvo que venir Jesús para transformar la cruz en símbolo de bendición y de vida. Será Jesús y seremos sus seguidores los que levantemos la bandera en defensa de nuestros bosques, pulmón de la humanidad, evitando los convierta en símbolo de muerte la avaricia de los poderosos.

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