Ya ha pasado más de un mes desde que el martes 20 de abril se produjera una explosión en la plataforma petrolera Deepwater Horizon de la British Petroleum, instalada en el Golfo de Méjico, y dos días después se hundiera. El pozo petrolero submarino está a nada menos que 1,6 kilómetros en la profundidad del mar y a 70 Km de las costas de Luisiana (EE.UU.).Durante este tiempo fuentes oficiales USA y de la empresa estiman que unos 5,000 barriles diarios de crudo se están derramando al mar, aunque científicos independientes han afirmado que el nivel de pérdida de crudo puede ser por lo menos 10 veces mayor. Y nadie puede afirmar el tiempo que durará: “No tenemos ni idea de cómo detener esto”, concluyeron los expertos. La mancha de petróleo cubriría ya más de 1,600 kilómetros cuadrados.
Por ello resultan insultantes las declaraciones del jefe de la BP Tony Hayward calificando el desastre como "pequeño", pareciera que tan sólo porque están dispuestos a pagar los costos económicos. Por supuesto, no podrán resucitar a los 11 trabajadores muertos cuando la explosión ni a los animales y plantas que ya empiezan a morir.
Por ello resultan insultantes las declaraciones del jefe de la BP Tony Hayward calificando el desastre como "pequeño", pareciera que tan sólo porque están dispuestos a pagar los costos económicos. Por supuesto, no podrán resucitar a los 11 trabajadores muertos cuando la explosión ni a los animales y plantas que ya empiezan a morir.
Contrariamente a lo que opina el señor (¿?) Hayward el accidente en el pozo petrolero submarino está amenazando con convertirse en una calamidad medioambiental y económica en la costa estadounidense del golfo a punto de eclipsar el derrame del Exxon Valdez de 1989 frente a Alaska y convertirse en el peor desastre ecológico en la historia de Estados Unidos.
El del Exxon Valdés no es el mayor a nivel mundial ya que lo superan algunos otros, entre ellos el ocurrido en el pozo de exploración a 2 millas de profundidad, Ixtoc I, cuando explotó el 3 de junio de 1979 en la Bahía de Campeche de Ciudad del Carmen, México.
Para cuando el pozo fue puesto bajo control en marzo de 1980, se estima que 140 millones de galones de petróleo se habían derramado en la bahía. Y, peor todavía en la Guerra del Golfo, que comenzó a fines de enero de 1991, cuando el ejército iraquí destruyó petroleros, terminales petroleras y pozos de petróleo en Kuwait, causando la liberación de unos 900 millones de barriles de petróleo. Este fue el mayor derrame de petróleo en la historia. (1). a) Una primera reflexión es importante: Los intereses de las grandes transnacionales petroleras y su peso decisivo en la economía y política de los estados ha generado una dependencia exagerada del petróleo como fuente de energía. Y justo se optó por la fuente más contaminante. Ello ha frenado por mucho tiempo todos los intentos de búsqueda de otras alternativas energéticas (aún hoy día la dependencia es determinante). No se apostó seriamente por diversificar las fuentes. Como consecuencia ello ha obligado a riesgos innecesarios. Uno, ser causante de varias guerras con muchos miles de muertos (hoy nadie duda que fue la razón principal en las dos de Irak y en otras). En ese contexto se entiende (no se justifica) el que hayan podido destruirse irresponsablemente las fuentes para no entregarlas al enemigo triunfador (lo sucedido en Kuwait). Dos, al ser tan necesario el petróleo, obliga a arriesgar innecesariamente para sacar el crudo en profundidades marinas que hacen casi imposible detener un escape como el actual en el Golfo de Méjico.
Tres, el hacer que mucho tiempo la economía (¡y la vida de los más pobres!) haya dependido de las subidas y bajadas artificiales de los precios del petróleo, favoreciendo chantajes y todo tipo de negociados.
No cabe duda que moralmente hablando es de todo punto cuestionable la enorme dependencia en el pasado reciente y aún en el presente actual del petróleo, sus dueños y sus controladores. Más aún se sabe de los grandes y constantes impedimentos y boicots puestos a la investigación y desarrollo de otras fuentes de energía. b) Impresiona la frialdad con que hablan los responsables sobre el tema cuando sabemos que cada día que pasa los daños son mayores: “miles de personas desempleadas por la suspensión de actividades pesqueras y turísticas y más de 400 especies marinas y de aves en peligro mortal” (2).. Además, continúa la fuente, el mundo vegetal submarino (las algas, por ejemplo) necesitan que la luz penetre para hacer la fotosíntesis lo que será imposible con la película de petróleo en la superficie marina. Así
Si tranquilamente la BP está dispuesta a pagar todas las pérdidas por la “contención y limpieza”, como ha declarado (no menos de 2,000 ó 3,000 millones) nos podemos preguntar: ¿con qué niveles de ganancia trabajan esas empresas transnacionales? ¿No es comprobar una vez más que la economía mundial para nada pone como centro a las personas (los trabajadores y los consumidores) sino los intereses del capital? La Doctrina Social de la Iglesia es letra muerta frente a estos hechos.
c) Cuando ha estado en juego la estabilidad de la banca y el mundo financiero (en la crisis de USA y en la de Europa ahora) se utilizan todos los recursos (el dinero de todos los ciudadanos) para “salvar la situación” (es decir, salvar a los banqueros, que no pierdan ni un sol, no sea que dejen de invertir). ¿No debería exigirse ahora la solidaridad de las petroleras para salvar la ecología en aquella parte del océano?
Suponemos que, al contrario, la competencia se alegrará por las pérdidas y todas las petroleras juntas encontrarán motivo para subir los crudos y que vuelvan a pagar los más pobres. Sin duda que esos millones de dólares de pérdidas se van a cargar (por diversos mecanismos) a los consumidores, es decir a todos. Bien sea en aumento de precios o bien sea en recorte de servicios sociales.La situación nos presta la oportunidad para decir en voz alta de nuevo lo que han afirmado los últimos papas y que Benedicto XVI lo dijo claramente en el mensaje para el 1 de Enero de este año, Día de la Paz: el sistema neoliberal imperante, al basarse de lleno en el lucro y la ganancia y concentrar tanto el capital, hace imposible un planteamiento ético que privilegie el bien común de las mayorías.
No se trata de pequeños retoques, sino que se requieren cambios estructurales muy fuertes si queremos que la persona humana sea el centro y hacia ella se oriente la economía y la política. De lo contrario, se mantendrán las situaciones infrahumanas en que vive una parte muy significativa de la humanidad.Finalmente, seguimos poniendo en peligro la viabilidad del planeta, con la contaminación ambiental. El daño causado a la ecología por este último “accidente” (¿?) tardará años en poderse evaluar exactamente. La humanidad no puede permitirse estos lujos. Y los cristianos tenemos que decir claramente que un sistema que permite y favorece este tipo de cosas es contrario al Plan de Dios en la Creación y al Reino que Jesús anunció y propició de palabra y de obra. ¡Otro mundo es posible! (José Mª Rojo)
(1) Los 10 derrames de petróleo más grandes de la historia, John Konrad (Internet)
(2) Suplemento “Domingo” La República 16 de Mayo 2,010. Ahí se dice que a causa del Exxon V. murieron nada menos que 250,000 aves y 2,800 nutrias marinas, entre otros daños.
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