viernes, 1 de julio de 2011

CORPUS CHRISTI EN LIMA SUR

Todos sabemos que en el origen de la fiesta del Corpus pesó el hecho de que el día de Jueves Santo no es fácil celebrar la institución de la Eucaristía como se merece, al centrarnos de inmediato en la Pasión y muerte del Señor; mucho más en nuestro pueblo peruano que se identifica de manera especial con el Cristo sufriente (la devoción al Señor de los Milagros o al Señor de Luren, por ejemplo, nos lo muestran a las claras).

Se acogió favorablemente el que hubiera otra fiesta dedicada a la Eucaristía, a la devoción y culto solemne a Jesucristo sacramentado. El inicio de la fiesta se remonta al siglo XIII en Lieja, Bélgica.

Promovida la devoción al santísimo sacramento por Santa Juliana, se celebra la fiesta del Corpus en esa diócesis en 1246.

Poco después, en 1264,  el papa Adriano IV, decreta la celebración en todo el mundo cristiano. En España prendió muy fuerte con gran arraigo popular y de ahí pasó directamente a Perú.
En algunos lugares del país, como Cuzco y Cajamarca, el día del Corpus Christi se celebra el jueves siguiente a la fiesta de la Trinidad (este año el pasado jueves 23 de Junio).

Es propiamente su día y así se sigue haciendo honor al dicho castellano: “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y Jueves de la Ascensión”. También lo celebraron ese mismo jueves 23 de Junio en Lima Sur, al menos, dos de nuestras parroquias del decanato 4: Cristo de Pachacamilla y Cristo El Salvador.

En el resto de Lima Sur y del país, como en la mayoría de lugares del mundo, al dejar de ser feriado ese jueves, se retrasa la fiesta al domingo siguiente.
Ayer domingo, en muchas parroquias de Lima Sur, incluida la Catedral a las 7.00pm. celebraron la fiesta; pero en algunos sectores se hizo conjuntamente.

Tal es el caso del Decanato 2, en S. J. de Miraflores y Villa Mª del Triunfo, donde las 9 comunidades parroquiales acordaron reunirse a las 4 pm, en el recientemente consagrado templo de S. M. de Porres, en Pamplona Alta. Previamente hubo una pre-concentración en la parroquia matriz de la zona, la de El Niño Jesús, en Ciudad de Dios y desde ahí, en procesión subiendo todos hacia Pamplona.

Allá en S. Martín nos esperaba ya revestido monseñor Carlos García quien introdujo la custodia con Jesús sacramentado al templo para iniciar la eucaristía acompañado por 11 sacerdotes del decanato y una iglesia repleta de fieles. Fieles que no escatimaron los gestos de devoción profunda, así como de alegría y entusiasmo contagiantes. La bendición con el santísimo, impartida por nuestro pastor, fue llevada por cada uno de los asistentes a sus familias y a sus barrios.

Valió la pena el esfuerzo de todos por celebrarlo juntos, por caminar por las calles dando ese testimonio público de amor a Cristo sacramentado; pero, también, para hacernos recordar que Cristo Eucaristía es como una moneda de dos caras:  los Sinópticos y Pablo nos dejaron los relatos de la institución en la Última Cena, la presencia real de Cristo en la hostia y el vino consagrados; Juan, en el mismo escenario, nos registró el gesto del lavatorio de los pies, la presencia de Jesús en cada hermano y hermana, especialmente los más necesitados.

En procesión con Cristo Sacramentado, al ascender hacia Pamplona Alta, mirando a izquierda y derecha encontrábamos situaciones de verdadera pobreza y al frente, en la lejanía, estaban los cerros de la Nueva Rinconada –popularmente conocida como “La Chanchería”-, una de las zonas más marginales de nuestra diócesis.

De regreso a casa en micro, junto con un buen grupo de parroquianos, me impactó fuerte una mamá, inconfundiblemente de origen andino, bien cansada y dormitando, con una niñita en sus brazos y otra de unos tres o cuatro años sentada en el piso del micro, ella sí, bien dormida. Cristo Eucaristía quedó en el nuevo sagrario de S.M. de Porres pero, así mismo, iba viajando en el micro de “la P- 80” y tenía rostro de mujer pobre…
José Mª Rojo G. 

Y claro esta, tambien nosotros de la Parroquia San Josè estabamos ahi PRESENTE como debe de ser, acompañando con mucha alegrìa y enstusiasmo a Jesùs Sacramentado. Hay que echarle muchas ganas para seguir adelante como misioneros que somos porque ahi esta siempre presente en compañia...¡Jesucristo!.

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