lunes, 6 de julio de 2009

DIOCESIS DE LURIN ¡¡PLAN PASTORAL!! UN GRAN ENCUENTRO

Aquel domingo 28 de junio el clima era de fiesta. La acogida ya lo manifestaba: caliente y afectuosa, alegre y con cantos de alabanzas, sonrisas y aplausos. Era expresión de la comunión que tanto se desea en el Plan Pastoral Diocesano y que nace del Plan de Dios: Que todos sean uno para que el mundo crea.

El pueblo de Dios representado por los laicos y laicas comprometidos, religiosas y sacerdotes, marcaron presencia respondiendo a la convocatoria de Mons. Carlos García Camader, para vivir este momento importante de la entrega del Plan Pastoral Diocesano ya en funcionamiento desde el 2008 y ahora organizado y sistematizado. Sentimos que hemos dado un paso cualitativo en el caminar de nuestra Diócesis de Lurín, exactamente en este momento que nos encontramos todos en estado de misión. El Plan Pastoral Diocesano confirma y legitima esa preocupación continental: LA MISION ES HOY.

En la Parroquia El Niño Jesús, en San Juan de Miraflores, donde se realizó la celebración, un gran hostia consagrada visibilizaba la presencia del Señor en la Eucaristía, llevando a todos a un clima de oración y silencio. Como las comunidades primitivas en que todos oraban y cantaban”.

Con el espíritu de que, “desde el nacer del sol hasta su ocaso alabado sea el nombre del Señor, se iniciaron las vísperas presididas por Mons. Carlos. Como Diócesis de Lurín, hemos asumido como lema tres aspectos fundamentales que van marcando nuestro caminar: discipulado comunión y misión. Con el salmo 116 hemos invocado al Señor para que todos los pueblos de la tierra alaben al Señor. En este momento en que vamos culminando el Año Paulino, la Palabra de Dios, a través de la carta de Pablo a los Romanos, nos estimuló a asumir la construcción del Reino de Dios aquí en Lurin con valentía como Pablo y los Apóstoles.

Fortalecidos/as con la bendición del Santísimo, todo el pueblo pasó al auditorio de la Parroquia para la segunda parte del evento. Fue motivo de mucha alegría la presencia de Mons. José Ramón Gurruchaga. Acompañaba con “alegría jubilosa” ese momento. El hace parte de este caminar, de esta historia que el vio nacer y de la cual fue protagonista. En las pocas palabras que dijo, subrayó que este Plan Pastoral Diocesano, es Plan de Dios, que se manifestó en el Vaticano II; es la semilla de Dios que cae en tierra buena, haciendo alusión al texto del evangelio que fue leído (Mat 13, 4 – 17): “Salió el Sembrador a sembrar...” actualizada por un grupo de jóvenes con escenas que expresan la realidad que vive el joven de hoy en nuestra sociedad.

Como todo que es grande nace frágil y pequeño como la semilla de mostaza, un grupo de niños ha traído el Plan Pastoral, junto con la luz, la Biblia, las flores, acompañados de una Familia. Hay que creer en la fuerza que nace del pequeño, del débil, del insignificante. Los niños de la Infancia Misionera llenaron de colores el ambiente con banderas de todo el Continente americano, queriendo recordarnos que nuestra misión no termina en la Diócesis de Lurin, que somos misioneros para el mundo, para la humanidad desde la Diócesis de Lurin.

Antes de entregar el Plan Pastoral a cada Decano, Mons. Carlos recordó “que como el sembrador salió a sembrar, que el plan encuentre un buen terreno para que de frutos abundantes. El fruto importante que queremos cosechar es el de la Fraternidad. El Plan es un instrumento. Lo importante son las personas que evangelizan y no los libros. El Plan es un llamado a la santidad” y definió la santidad como “las ganas de contemplar a Dios y evangelizar, transmitir el amor misericordioso de Dios sobre todo a lo más pobres”.

Con el mismo clima de fiesta se cerró el evento. Salimos llevando el Plan Pastoral y con el compromiso de hacer de la letra vida en cada una de nuestras realidades pastorales del entorno y del contorno.

SACERDOTES: CARGADA DE PILAS Y REVISION TÉCNICA

Estamos a mitad de año y siempre es bueno hacer una parada para “chequear el carrito”. Es lo que hemos hecho los sacerdotes esta semana. Comenzamos el miércoles: un primer miércoles más y todos los sacerdotes diocesanos estuvimos reunidos en el convento de las madres cistercienses para nuestro retiro mensual. Esta vez, el tema: nuestro celibato. Contamos para la ocasión con el director espiritual del seminario de Toledo (España), P. Félix del Valle, de visita por nuestra tierra. Con profundidad y bien centrado en la Escritura nos animó a vivir nuestro celibato no como una renuncia sino como una relación personal con Cristo, amigo, cabeza y esposo de todos nosotros, los sacerdotes.

En la segunda mitad hubo un interesante diálogo para profundizar en algunas ideas trabajadas por el director. Preguntas, aportes complementarios, críticas constructivas… Y todo en ese clima de fraternidad que va consolidando al presbiterio de la diócesis y que significa un buen comienzo del año del Sacerdote, estrenado hace dos semanas.


Y “como la ocasión la pintan calva”, aprovechamos la presencia del P. Félix para adelantar nuestro día de formación permanente (segundo miércoles) regalándonos una pequeña yapa: jueves y viernes dedicados a trabajar el tema de la madurez humana en los sacerdotes. El tema puede considerarse complementario al retiro. Estamos haciendo hincapié en la madurez afectiva, tan necesaria para una vivencia serena y gozosa del celibato sacerdotal. Bien sabemos que toda espiritualidad cristiana ha de asentarse sobre una buena base que es la madurez humana, sin la cual todo puede venirse abajo, como el propio Jesús nos lo advirtió en el evangelio: hay que construir sobre roca, no sobre arena.


Se ha tratado de ver lo que implica lograr una buena identidad personal en el proceso de acercamiento del “yo actual” al “yo ideal”, aceptando una sana tensión en ese camino. Sin caer en narcisismos ni angustias, en escrúpulos paralizantes ni en mediocridades conformistas. Es decir asumir un proceso de crecimiento natural y realista que nos permita gozar los logros y aceptar las limitaciones; que nos ofrezca motivaciones desde lo afectivo y desde lo racional para una vida integrada…

En resumen: tres días seguidos para hacer una buena revisión técnica y cargar bien las pilas para ese camino que queremos compartir con nuestros laicos, aceptando que Dios nos lo ofrece como don y nosotros lo asumimos como tarea poniendo nuestra parte.
José Mª Rojo G.