lunes, 6 de julio de 2009

SACERDOTES: CARGADA DE PILAS Y REVISION TÉCNICA

Estamos a mitad de año y siempre es bueno hacer una parada para “chequear el carrito”. Es lo que hemos hecho los sacerdotes esta semana. Comenzamos el miércoles: un primer miércoles más y todos los sacerdotes diocesanos estuvimos reunidos en el convento de las madres cistercienses para nuestro retiro mensual. Esta vez, el tema: nuestro celibato. Contamos para la ocasión con el director espiritual del seminario de Toledo (España), P. Félix del Valle, de visita por nuestra tierra. Con profundidad y bien centrado en la Escritura nos animó a vivir nuestro celibato no como una renuncia sino como una relación personal con Cristo, amigo, cabeza y esposo de todos nosotros, los sacerdotes.

En la segunda mitad hubo un interesante diálogo para profundizar en algunas ideas trabajadas por el director. Preguntas, aportes complementarios, críticas constructivas… Y todo en ese clima de fraternidad que va consolidando al presbiterio de la diócesis y que significa un buen comienzo del año del Sacerdote, estrenado hace dos semanas.


Y “como la ocasión la pintan calva”, aprovechamos la presencia del P. Félix para adelantar nuestro día de formación permanente (segundo miércoles) regalándonos una pequeña yapa: jueves y viernes dedicados a trabajar el tema de la madurez humana en los sacerdotes. El tema puede considerarse complementario al retiro. Estamos haciendo hincapié en la madurez afectiva, tan necesaria para una vivencia serena y gozosa del celibato sacerdotal. Bien sabemos que toda espiritualidad cristiana ha de asentarse sobre una buena base que es la madurez humana, sin la cual todo puede venirse abajo, como el propio Jesús nos lo advirtió en el evangelio: hay que construir sobre roca, no sobre arena.


Se ha tratado de ver lo que implica lograr una buena identidad personal en el proceso de acercamiento del “yo actual” al “yo ideal”, aceptando una sana tensión en ese camino. Sin caer en narcisismos ni angustias, en escrúpulos paralizantes ni en mediocridades conformistas. Es decir asumir un proceso de crecimiento natural y realista que nos permita gozar los logros y aceptar las limitaciones; que nos ofrezca motivaciones desde lo afectivo y desde lo racional para una vida integrada…

En resumen: tres días seguidos para hacer una buena revisión técnica y cargar bien las pilas para ese camino que queremos compartir con nuestros laicos, aceptando que Dios nos lo ofrece como don y nosotros lo asumimos como tarea poniendo nuestra parte.
José Mª Rojo G.

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