viernes, 11 de marzo de 2011

"Como se reflejan las imagenes con las tentaciones de HOY"

ENCUENTRO CON LA VERDAD DESNUDA


VER
El Miércoles de Ceniza inauguramos el tiempo de Cuaresma, durante el cual, tomando como punto de partida la película “Encuentros en la 3ª fase”, vamos a procurar aprovechar este “tiempo de gracia” para tener unos “encuentros en la 3ª fase” con Jesús, unos encuentros personales, profundos, ya que “Jesucristo no es un mito ni una idea abstracta. Es alguien
concreto, un TÚ con el que puedo encontrarme (...) y ser cristiano es encontrarse con Jesucristo acogiendo el anuncio que nos hace la Iglesia y entrar así en relación personal con Él. Más aún, ser cristiano es vivir de ese encuentro y para ese encuentro, convertir toda la vida en encuentro
con Él” (Ser cristianos en el corazón del mundo, tema 4).


JUZGAR
En este primer domingo de Cuaresma vamos a encontrarnos con “la verdad desnuda”, la verdad tal cual es, clara, sin “disfraces”. Es “nuestra” verdad, no porque haya diferentes verdades, sino porque la Palabra de Dios va a ponernos delante de nosotros mismos y de algo que debemos tener presente si queremos tener un encuentro real y profundo con Jesús. Y esa “verdad desnuda” es que tenemos una fuerte tendencia a rechazar a Dios y su voluntad.
En la 1ª lectura hemos escuchado el relato de Adán y Eva, que nos muestra cómo, a pesar de
todo lo que Dios ha hecho por el ser humano - «sopló en su nariz un aliento de vida, lo colocó en
el Edén...»- el hombre y la mujer rechazan cumplir la voluntad de Dios porque quieren ser «como Dios». Y al incumplir la voluntad de Dios, «se les abrieron los ojos y se dieron cuenta de que estaban desnudos». En ese momento se enfrentan con su verdad “desnuda”: han rechazado a Dios.


La tentación del rechazo a Dios y a su voluntad se nos presenta como algo “apetitoso, atrayente, deseable...” y que puede realizarse de muchas maneras, como hemos visto en el Evangelio de las tentaciones: búsqueda de la propia satisfacción y comodidad; utilización del nombre de Dios para los propios intereses; ambición de lo material y del poder como centro de la propia vida.
Y si nos detenemos a reflexionar, la Palabra de Dios nos pone ante nuestra verdad desnuda: porque aunque estemos decididos a seguir a Jesús y a hacer la voluntad del Padre, llega un momento en que también, en el desierto de la vida, “sentimos hambre” y nos viene la tentación de la vida fácil, egoísta y descomprometida; o pretendemos que Dios justifique nuestros intereses y haga “nuestra voluntad”; o los “dioses” del materialismo y consumismo lo sustituyen.
Pero ante esta nuestra “verdad desnuda” que es nuestro pecado, el Evangelio nos presenta también la “verdad plena” que es Jesús, porque como hemos escuchado en la 2ª lectura: «Lo mismo que por un solo hombre entró el pecado en el mundo...por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos». En Jesús y sus respuestas ante el tentador -«No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios; No tentarás al Señor, tu Dios; Al Señor tu Dios, adorarás y a él solo darás culto»- tenemos el modelo a seguir para enfrentarnos a nuestra verdad desnuda y aprender a superar la tentación de rechazar a Dios.


ACTUAR
¿Soy consciente de cuál es mi “verdad desnuda”, mi realidad de pecado? ¿He rechazado a Dios aun sabiendo todo lo que Él ha hecho y hace por mí? ¿En qué situaciones concretas se me
han presentado las tres tentaciones que hemos escuchado en el Evangelio? ¿Pude superar la tentación? ¿Recurro a Jesús y a su Palabra para aprender a no caer en la tentación de rechazar a Dios? Como hemos dicho, ante nuestra “verdad desnuda”
tenemos la verdad plena que es Jesús. Que los “encuentros en la 3ª fase” que vamos a ir teniendo
durante esta Cuaresma, y sobre todo el encuentro en la Eucaristía, nos ayude a descubrir que, por encima de las tentaciones de este mundo, por muy atrayentes y deseables que se nos
presenten, sólo Dios nos ofrece la plena liberación y salvación y el logro de una felicidad mayor
de la que podemos imaginar.