viernes, 24 de abril de 2009

¡ESTO SI QUE FUE FIESTA! III FESTIVAL DE LA COMUNION" ¡¡SAN JOSÉ PRESENTE!!

Mejorando año tras año: más gente, más participación, más potajes, con sabor a peruanidad tri-regional y hasta más internacional, con caras, ojitos y colores diversos (es lo que piensan los asistentes). Cada año tenemos nuestro “adelanto del banquete celestial” y nos sale cada vez más mejor ¿no, patitas?
Desde la entrada ya nos ofrecían crucitas, polos y cintitas. Y ¡qué lindo encontrarnos con gente que no veíamos de años y siguen chambeando por Cristo!
No todo es oración, celebración: Jesús empezó sus signos en una fiesta de bodas. Y los más pequeños nos lo recordaron con su Caná tan bonito: El Reino de los cielos se compara a un banquete, los elegidos alrededor del Señor.
A veces nos olvidamos de las cosas más “ordinarias” de la vida, como caminar, correr, comer, cantar, sonreír, saltar,
gritar, emocionarnos con un premio… sí, necesitamos de reuniones y serias discusiones, pero solas como que le quitan el sabor a la vida.
Cierto, lo central es la Eucaristía, que Jesús celebró una sola vez al cumplirse su hora; pero primero formó su comunidad, símbolo de su Iglesia, y compartió momentos de fiesta: se los llevó aparte a descansar y aceptó celebrar con Mateo su conversión y con los maestros de la Ley sus momentos felices.
Por eso todo empezó con la misa, bien preparada y con un Coro “mixto”, formado por gente de varias parroquias de un Decanato – primer signo de comunión- y de ahí a la mesa… y a la moza, porque a las chicas se les iban los ojos por los seminaristas.
Ya la fiesta había comenzado mucho antes, no sólo preparando en cada parroquia sus mejores potajes, comprando aderezos y aderezando la preparación con chistecitos y rajes, con sal, salsa y salero; sino desde meses atrás preparando a la gente, vendiéndoles la rifa “una refri, una PC, una cocina, una licuadora y hasta un juego de sala… ¡sólo por un sol!”:
Nuestro obispo y pastor estaba bis “japi”, porque venía de la consagración de Mons.. Raúl Chao que fue su alumno en el Seminario (razón de más para llegar cuando llegó, ¡no rajen!) y al ver a su grey como un racimo de uvas.Se dio maña para saludar a cada greycita de uno en uno, aprovechando su tiempo a full, sin negarse a la fotito y bendición que le pedía cada grupo.
Y con él todos nos paseamos por las tres regiones, con sus tamales, fanes (juanes) + aguaje, sin faltar la chichita de jora (faltaba el potito no más), hasta la deco estaba merfi. Los que saben de manyar se gozaron con las novedades, y los que no sabemos (¿?) quedamos llenos y contentos.
Estirando el “presupuesto” había que probarlo todo… mañana responderá mi estómago si fui prudente…
Los jóvenes se lucieron con sus números, cada cual más fuerte, saltado y esforzado: si unos números nos parecieron mejores, nos gustó la dedicación, la preparación, ensayos y vestidos, y el esfuerzo de todos, que es lo que vale. Un viva especial a la comisión que organizó todo y se sacó la mugre, Cristób con las secres.
La Tómbola se lució mejorando su atracción, dejando a todos con alguito: no más había que ver la colaza; lo importante era encontrarnos, recordarnos y abrazarnos también.
Hasta el clima nos ayudó; por la tarde terminábamos casi cansados; la mayoría se quedó hasta el final, viviendo los números ok y la Rifa, bien justa porque a cada Decanato (olvídense de Zona) le tocó su porción.
Por supuesto que todo el mundo se esforzó y de todos es el resultado: más que los chibilines logrados, LA COMUNION que sentimos todos y que nos asegura que somos UNA IGLESIA, con los pies puestos en tierra, sin dejar de construir el Reino, LA IGLESIA DE LIMA SUR como le gusta llamarla a nuestro Carlos.
Y como ésta se encarna en la tierra, como corolario, la Ciudad de los Niños que nos acogió recibirá lo suyo, quizás algo menos que mita mita, hafanahaf con la diócesis. Por añadido, la aceptación de ser el mejor local por ubicación y distribución hasta ahora: ¡que se repita ahí pide el populorum! (Por eso también nos ayudan nuestras actividades parroquiales; no sólo para sacar plata, sino para vivir la comunión que no se reduce al templo).
Y nos vamos ensayando, porque en el cielo, si no lo hay, aportaremos con nuestro Festival de la Comunión, para que sea redondo, y (en la caja) llevaremos junto con el Rosario en la mano un ajicito escondido…